martes, 30 de septiembre de 2014

La fiesta oscura, que nos arrancó a bailar

Así deberían ser los sábados de feria, porque los tiempos cambian y la música también. Acostumbrados y empachados de los Romeros de la Puebla, el pachangueo desfasado y adolescentes emperifollados, ha quedado demostrado que la manzanilla no tiene que ir siempre acompañada de un "iba yo de perigrina y me cogiste de la mano", que también puede mezclarse con "Rupertooooo, sal a bailar".Tengo que admitir, que en mi caso la objetividad con el grupo granadino Trepàt es escasa, pues a mi me tenían enamorada desde el primer momento. Y es que mi primera palabra fue: "Pero qué monos y modernos", porque a mi se me ha olvidado el tiempo que estuve en Madrid, y ahora vuelvo a ser Paco Martínez Soria, una 'yeja' en toda regla.

El concierto estaba previsto para las 00.00, pero como siempre ocurre con estas cosas se fue retrasando, aunque dudo que a algunos de los asistentes le importara, porque si habían empezado la temporada de feria, el rebujito, los chatos y los pinchitos ya le corrían por las venas, y en esas circunstancias ya os aviso, que una va muy 'agustico'.

Alrededor de las 01.00 comienza el espectáculo, un escenario humilde y pequeño con una acústica de caseta de feria, no fue ningún problema para disfrutar de uno de los mejores grupos que he visto en una larga temporada. Un estilo difícil, y que tampoco pretendo encasillar muy influenciado por todos los movimientos y grupos musicales que han surgido en Granada como Los Planetas o Enrique Morente. La fiesta oscura es trágica y graciosa a la vez, totalmente alejados de las canciones romanceras a las que nos bombardean, Trepàt es un grupo que ahonda en otros aspectos más trascendetales muy bañados por la poesía y el teatro de Lorca (siempre acompañado de tragedia). 

Nada malo puede salir de un grupo, que evoca con su nombre a esa pianista creada por Cortázar.



Berthe Trepát
Berthe Trepát
Berthe Trepát
Berthe Trepát
Berthe Trepát